
El esquema básico de la evolución de las placas es muy sencillo: un continente se fragmenta (por ejemplo, la zona de
fosas tectónicas de África oriental), sus fragmentos se dispersan (por ejemplo, la zona del Mar Rojo y el Golfo de Adén), separados por un
océano de tipo Atlántico (sus costas no son bordes destructivos de placa); luego vuelven a aproximarse cuando el océano se convierte en uno de tipo Pacífico (sus costas son bordes destructivos:
arcos insulares y
orógenos marginales), hasta que
colisionan dos o más continentes o microplacas, formándose nuevas suturas. Esta evolución básica ha sido llamada
ciclo de Wilson en honor del geofísico canadiense
John Tuzo Wilson.
El ciclo de Wilson representa actualmente la gran idea sintética de la dinámica terrestre.