El logro es producto del trabajo de tres centenares de científicos de 25 países durante seis años, un ejemplo de los grandes proyectos de colaboración que se han convertido en norma en los estudios genéticos. De los 22.000 genes de la vaca, compartimos el 80%. No obstante, incluso con esta similitud y según destaca uno de los investigadores del consorcio, Harris Lewin, de la Universidad de Illinois (EEUU), el genoma humano ha sido “relativamente conservado” durante su evolución. En comparación, la vaca es casi una aventura de la naturaleza. Entre los genes exclusivos de esta especie que no se han hallado en otros mamíferos destacan los relacionados con la digestión, la inmunidad y la producción de leche.
La vaca ofrece además otra particularidad: es la única especie de ganado secuenciada hasta ahora. Comparando diversas razas, los investigadores han extraído conclusiones de aplicación práctica en la actividad ganadera. En el ADN vacuno, concluyen los científicos, ha quedado impresa la huella de la mano humana que ha seleccionado los rasgos más deseables para la producción de carne y leche. A lo largo de esta selección artificial, el genoma vacuno no se ha empobrecido.
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