Clásicamente se distinguen tres tipos principales de interacciones: divergentes, convergentes y de deslizamiento lateral. Dentro de las convergentes, se habla de convergencia océánica-oceánica (por ejemplo, los arcos insulares del Pacífico son una consecuencia de dicha convergencia), oceánica-continental (por ejemplo, la cordillera andina) y, por último, de convergencia continental-continental u obducción de masas continentales. En este último caso, un ejemplo típico en los libros de texto es el choque, que empezó hace unos 40 millones de años, entre la placa indoaustraliana y la placa eurasiática. Este choque provocó, entre otros fenómenos, el infracabalgamiento de la India bajo el resto del continente asiático que levantó la cadena orogénica del Himalaya. Este movimiento de empuje de la India sigue sucediendo actualmente y es el responsable de las principales tensiones tectónicas producidas en el sureste del continente asiático y, más concretamente, en el sur de China donde ha ocurrido el terrible terremoto acaecido el pasado lunes, que según los últimos datos ya ha ocasionado más de 12.000 víctimas mortales.
Para una explicación seguramente mucho más científica y experta que la mía podéis mirar también el siguiente artículo.